.
.
.
Presento tres poemas en desorden y a destiempo que me enfrentaron como antílopes una vez exudados de mi cuerpo. El primero que publiqué, que tal vez ustedes lean último por cuestiones de burocracia tecnológica, se titula "La Espera" y es la etapa de transición (que afortunadamente duró poco) entre "I" y "Aún no se resigna (cree que no es, prefiere no serlo)". Me costó trabajo decidirme a hacer público un poema tan autobiográfico que, a su vez, encarna un estilo impropio. Pero sabrán ustedes perdonar mis confusiones de escritor joven y si realizan una lectura aguda tal vez hasta descubran que detrás de esa forma obtusa se enraiza un sentimiento noble.
El caso de "I" es muy otro. Tal vez merezca su lugar en este blog por cuestión de respeto a los mayores. No recuerdo haber leído dentro de mi exigua carrera, poema más antiguo que me hiciera frente, como anteriormente dije, a modo de antílope.
Hoy podría decir que me acerco a un estilo original, o que al menos siento propio. Tras hojas abolladas junto al cesto de basura me he ido negando desde una perspectiva dialectica y "Aún no se resigna (cree que no es, prefiere no serlo)" es prueba inapelable de ello.
Constancio
El caso de "I" es muy otro. Tal vez merezca su lugar en este blog por cuestión de respeto a los mayores. No recuerdo haber leído dentro de mi exigua carrera, poema más antiguo que me hiciera frente, como anteriormente dije, a modo de antílope.
Hoy podría decir que me acerco a un estilo original, o que al menos siento propio. Tras hojas abolladas junto al cesto de basura me he ido negando desde una perspectiva dialectica y "Aún no se resigna (cree que no es, prefiere no serlo)" es prueba inapelable de ello.
Constancio