lunes, 15 de diciembre de 2008

Ser Autótrofo

.

.

.

.

.

.

.

.

Son brazos, más abrazos hasta que un arpazo, más zarpazos hasta que ya son guños, más rasguños hasta que piel en la uña. Entonces vamos y cavamos hasta llenar otro agujero y vamos y cavamos porque ya hice otro nuevo. ¿Hasta cuándo se pregunta el castor?, ¿Hasta cuándo se pregunta el topo viejo? Pienso en ese instante si no es muerte digna la de comerse a uno mismo. Me como un pie que está bien lejos, trago sin masticar la pantorrilla hasta mi muslo. El otro pie, la otra pantorrilla, y mi otro muslo. Luego me como los brazos y resisto inundante de sangre. Imagino cosas que jamás había pensado, creo que esos momentos resuelven algo, como si al comerme pudiera iniciar una vida luminosa en un estómago.

.

Ahora sonrío como loco y ya no sangro tanto, no es felicidad, es lo que puedo. Aprieto fuerte fuerte la mandíbula hasta que los músculos trepidan, e igual que guantes de goma recompuestos, brotan mis extremidades nuevamente, imperan que salga de la cama.

.
.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Estaba tocando el piano y caí en la cuenta de lo desdichado que era. Me vi cacheteando frustraciones con los dedos y se me erizó el reverso de la piel. Padeciendo dolores inventados en un siglo de imposibilidades. Perdiendo las ideas que a diario me imagino, por alguna irresponsabilidad de la fortuna. Somos muchos los insectos atrapados en el esputo arácnido. La peste freudiana al servicio del amo. Hoy decidieron los hombres de smoking que no tengo razón. Pues hoy no la tengo, ni que sostenga que el sol es amarillo o que la lluvia no moja. Esta tarde, el mundo calla y conspira con el rabillo del ojo.
Sé que no obstante lo busque, no lo tiene. Que ni la música, ni las letras, ni el oro. Pero la música, las letras y el oro.
Acaba de ocurrírseme una fórmula artística:
- (oro) = imposibilidad (IDEAS)
Donde las imposibilidad es una constante cero que anula las ideas.
Es difícil para un pobre impostar la voz, pero es su única posibilidad la de la mentira.
Nuestro siglo nos hizo a todos miserables, sólo "triunfan" los mentirosos. Duele describirlo, porque la mente evoca las sensaciones vinculadas con su captación tan trágica. Lloran las fieras en un bramido oceánico. Gritan las mujeres orgasmos de bruja. Ríen los borrachos llevando vasos a la boca, al momento de sellar el pacto, se desarticula la mirada, tuercen la boca del disgusto y en el fondo de sus lágrimas se puede percibir que no es tristeza. Es terror, el de haberlo visto todo reflejado en la bebida.