jueves, 6 de marzo de 2008

La ciencia de los despiertos

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Estás grave. Explicate mejor
“Eso”… me expulsó del paraíso, en esa época en que el mundo era plano y al salir de sus bordes me caí, a la profunda ruina de los seres mediocres. Fue mí culpa.
No tengo tiempo para no tenerte, tiempo. Amor, con vos lo mismo.
Sobrepensados mis asuntos he tomado una determinación:
La vida se me escapa, la corro, pero te juro se me escapa, como un conejo.
Así no podés seguir. No, no podés. La ruina es para vos, ¿Qué tenés que andar metiendo a los demás? Las drogas compartilas, “eso” no.
Palabras contrahechas, sentidos sinpartidos, rechazos, desabrazos, masculino (el rechazo es masculino).
Interesante reflexión Doctor.
Tal vez podamos incluirla en el anuario de la Universidad, antes deberías descreer de los hipopótamos incautos o de las luces apagadas. Antes de irme, me olvidaba, no acreciente su rabia con mis burlas, es sólo para divertirnos.
Quedesé tranquilo doctor; ahora entonces lo trato con minúscula.
No hay problema.
(Se va y me deja solo, así.) Siempre se van, siempre me dejan, esa es la ley general, la ciencia de los despiertos. Las gentes se les van, les dejan. Sus destinos son solos, sus destinos, también les dejan.

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