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Se sienta, se para y camina oscilante de un lado a otro de la habitación como aquellas personas que se mueven al hablar, pero en silencio. Lleva índice y pulgar al nacimiento de su nariz, entre los ojos enérgicamente cerrados. Suspira frente a una hoja sin letras y repite la secuencia. Repite. Repite. Repite. Repite. El pobre olvidó que el siglo veintiuno ya no escribe más de dos cartas seguidas sin respuesta.
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Se sienta, se para y camina oscilante de un lado a otro de la habitación como aquellas personas que se mueven al hablar, pero en silencio. Lleva índice y pulgar al nacimiento de su nariz, entre los ojos enérgicamente cerrados. Suspira frente a una hoja sin letras y repite la secuencia. Repite. Repite. Repite. Repite. El pobre olvidó que el siglo veintiuno ya no escribe más de dos cartas seguidas sin respuesta.
2 comentarios:
alguna vez escribí lo mismo pero distinto
a mí también me encantó tu blog
(surcosparasembrar.blogspot.com)
(casi) todos somos ese hombre
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