martes, 7 de mayo de 2013

Sin título




Había un palo atascado en una roca, un abismo y yo estaba tomado de esa maldita rama intentando no caerme. Pero el viento me movía y la rama se iba desprendiendo casi tan rápido como yo intentando escalar hasta tierra firme. Mi objetivo era claro: sobrevivir.

Mis cosas las fui soltando y era ver como se alejaban y empequeñecían hasta estrellarse en ese acantilado. Pude hacer pie en una piedra. De esa manera gané algo más de tiempo porque mi peso sobre la rama ya no era tal. Pude tomarme más de cerca al nacimiento de ese arbusto que me sostenía. Finalmente escalé.

Tomé aire. Pensé en que ahora tenía mucho más tiempo para vivir y otras cosas. Podría fumar muchos más cigarros y escuchar canciones antes de morir. Tan sólo ese pretexto me valía estar vivo.

La sombra del viejo acantilado sobre la costa era un paisaje muy bello. Tuve la triste sensación de que ya no moriría en un lugar tan perfecto. Tal vez la parca me encontrara de viejo, en una silla de mimbre rememorando juventud.

Pero pensé en el ahora. Cuál sería mi nuevo objetivo. Aún no lo sabía. Mi deseo era difuso. No había ya nada a que temer. La muerte cara a cara deja esa indeleble marca.

Las exigencias de mi cuerpo eran pocas. Aún estaba joven y, si bien había perdido elocuencia, la había cambiado por sabiduría. Ahora conocía mis limitaciones mejor que en el pasado. Eso me ayudaría a volverme más humano.

Toqué mi pecho y lo escuché latir. Estaba ahí, todavía viviendo. Decidí levantarme y cargar con la ropa que vestía hasta llegar a otro lado.

jueves, 25 de abril de 2013

A fines de abril

Luego de años rompen el silencio dos poemas huérfanos que son prueba irrevocable de que NADA ha cambiado.
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Azul

acabado el espejo

en la inconmensurable niebla

pasó el tiempo y cubrió todo

del interminable trecho.

Mas qué decir, si estoy tan solo

y oigo voces que retumban

son sollozos de ultratumba

que mi alma suda en vano

qué decir si tan humano

es mi eterno sufrimiento

calma el aire, cura el humo

aunque meros pasatiempos
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Silencio

entre las copas que susurran

y los gatos parpadeantes

la tan anhelada calma

llegó de noche y desprovista

de los modos de apropiarla

ya se escapa como liebre

la tan anhelada clama

y mis manos quedan vacías

en ese fallido intento

de atrapar al pez que sueña

lo que todos vivimos.
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martes, 28 de diciembre de 2010

If I Give you my love




















EL HECHO DE NO QUERER NADA CON EL ENTUSIASMO DE QUIEN APRIETA UN PUÑO HASTA ENROJECER EL BRAZO, ME QUITA PALABRAS, YA LOS SENTIDOS FRACASARON ANTE LA ENORME PENDIENTE Y CURVADO CIENTOCHENTA GRADOS EN ALTURA ME VI DE ESPALDAS AL ABISMO, SIN MÁS VELOCIDAD

miércoles, 5 de agosto de 2009

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Cuántas ganas de Vivirrrrrrrrrrrrrrrrrrr
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.........................................y Cuántos Peros...
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martes, 14 de abril de 2009

El tinnitus debajo de la encía

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........Dentro de la raíz de cada diente y cada muela siento como se erigen edificios intraenciáticos y sensitivos. Todo es color mucosa, húmedo y con forma de cueva. Mi boca explota de crudo placer, Pero literalmente explota (y yo que soy de mente sencilla, no puedo idear otro modo de calmarla que hacerla estallar en un hongo atómico expelente de polvo de partículas de hueso y trozos de marfil).
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........Los maxilares sólo reposan cuando batidos a muerte se chillan esputos de agresión. Los maxilares ensayan por noche lo que será aquél futuro que planeo y postergo. Cada guerra es un mundo enfocado distinto y tejo sueños sonoros de rumiante musicalidad y oscuro desenlace, cementerios de piedra con árboles pelados de invierno, búhos que sabiamente iluminados por la luna acallan y observan.
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........¡Allí voy, Fiel Promesa! A ti voy reluciente de calma, dignamente estropeado por la vida, a cosechar de tus semillas, a contemplar lo inmenso. Y cuando la luna nos enfríe en cuerpos empapados, sabremos al fin que el río nos habrá devuelto más sabios y fuertes que antes. Cuando llegue ese punto estaremos seguros de estar listos para todo. Caeremos hasta el fin.
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lunes, 30 de marzo de 2009

La manzana maldita (o "La estructura de un laberinto")

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Oí un poema que encendió mi pluma.
Así escribo, secundando a gigantes
agregando capas de arcilla a una estructura vetusta
No soy el único
el pecado original más bien era eso
la condena a reproducir una cultura nefasta
pero grandiosa.

Los escalones no soportan cualquier peso
así nace un gigante
cuando el peso de su ego desmorona un escalón
nace el arte
muere la reproducción.

A veces es mera cuestión de impostar la voz y creerse bueno
conectar la sintonía de quien hay dentro de este envase vergonzoso
y permitirse ser.
Debo aclarar nomás por resultar creíble,
que no me he permitido aún ser escritor
pero voy trazando un camino y ya la música me sonríe de vez en vez
acordes apócrifos.

Haré un intento.
Ahora. Ya mismo.
Mis figuraciones intracerebrales se alzarán al cielo y seré un poderoso mafioso de la lengua,/
no será virtud sino apriete
amasaré un poder en mis manos rebasantes de energía como una central atómica/
responderé sin que pregunten cuanto quiera contestar
gritaré sin preludios cuando el aburrimiento me embote
celebraré entre sexo y caricias tenerte conmigo
vislumbraré cada recóndito lugar de nuestro futuro incierto
y seré padre, señor, abogado, pintor, músico, trapecista
desmembraré cada una de esas ideas
en burbujas con mundos diminutos
las guardaré bajo la almohada y soñaré con ello
abrigaré tu piel desnuda y de gallina
renaceré cada mañana en un bostezo distinto
y quizá el tiempo me regale una misión,
algún sentido me encontrará a mí
ya he desistido en buscarlos.
Seguiré siendo
del musgo y las rocas
de la sombra de un sauce.
De mi camino todas son preguntas
en eso consiste mi grandeza.

Por lo pronto como más, engordo con porquerías envasadas en plástico/
la comida grasosa me da arcadas
igual la como
para aumentar de peso.
Seré tan gordo, tanto,
hasta desmoronar los escalones y peldaños
como una ballena en la ciudad
torpe, llamativa e inútil
no me pidan que haga más que servir para ser contemplado
hoy soy todo arte para ustedes.
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sábado, 14 de marzo de 2009

(Sin título)

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Cuán poesía estoy harto
encajonado en montañas de hiedra
en bibliotecas de silla,
a lo Gauidí escalan libros,
vidas y vidas han muerto,
atiborrando por hora
nuevos esqueletos.

Resigno impotente mi musa,
sentándome al piano a callarme,
a levantarme de nuevo.
Es que he apilado tanto,
que ni en mañas ni bruxismos
ni en confusas melodías
no hay elixires ahora ante gigantes de piedra.

Una vez más impotente en un todo de anhelos
hasta muerto creyendo que por siempre fue poco
que cada implacable intento pudo jamás ser obra.
Y uno a uno llorando aciagos poemas laqueados
me los fui llorando, ¡Necio!, en secreto egoísta.
Reverbera en mi nicho el mudo aleteo de cuervos
y sales opacas silencian mis mejores poemas.
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miércoles, 25 de febrero de 2009

Testimonio de mi agonía


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Les presento aquí tres poemas que afortunadamente escribí hace mucho tiempo, los tres bajo el mismo nombre "Testimonio de mi agonía". Junto con otros escritos, que no han tenido aparición aún en este blog, describen un viacrucis que culminó en una muerte gloriosa. No puedo menos que recordar a Hegel cuando pienso en el sentido dialéctico de lo sucedido. Necesité regodearme en ese esputo mortecino para morir realmente y descubrirme vivo. Hoy más vivo que nunca.
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Brazos esqueléticos
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garras de pollo
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cuello arrugado, tubo de garganta pegajosa
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raspa al hablar lo poco que habla solo
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quema al decir el ácido estertóreo,
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hace tres días el hambre no me come.
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plañideras
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cuentagotas
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alfileres
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pensamientos
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malos
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muy malos
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Las manos frías ya no sienten
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.............................................. los dedos
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.............................................. duros y paralizados.
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lunes, 15 de diciembre de 2008

Ser Autótrofo

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Son brazos, más abrazos hasta que un arpazo, más zarpazos hasta que ya son guños, más rasguños hasta que piel en la uña. Entonces vamos y cavamos hasta llenar otro agujero y vamos y cavamos porque ya hice otro nuevo. ¿Hasta cuándo se pregunta el castor?, ¿Hasta cuándo se pregunta el topo viejo? Pienso en ese instante si no es muerte digna la de comerse a uno mismo. Me como un pie que está bien lejos, trago sin masticar la pantorrilla hasta mi muslo. El otro pie, la otra pantorrilla, y mi otro muslo. Luego me como los brazos y resisto inundante de sangre. Imagino cosas que jamás había pensado, creo que esos momentos resuelven algo, como si al comerme pudiera iniciar una vida luminosa en un estómago.

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Ahora sonrío como loco y ya no sangro tanto, no es felicidad, es lo que puedo. Aprieto fuerte fuerte la mandíbula hasta que los músculos trepidan, e igual que guantes de goma recompuestos, brotan mis extremidades nuevamente, imperan que salga de la cama.

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lunes, 8 de diciembre de 2008

Estaba tocando el piano y caí en la cuenta de lo desdichado que era. Me vi cacheteando frustraciones con los dedos y se me erizó el reverso de la piel. Padeciendo dolores inventados en un siglo de imposibilidades. Perdiendo las ideas que a diario me imagino, por alguna irresponsabilidad de la fortuna. Somos muchos los insectos atrapados en el esputo arácnido. La peste freudiana al servicio del amo. Hoy decidieron los hombres de smoking que no tengo razón. Pues hoy no la tengo, ni que sostenga que el sol es amarillo o que la lluvia no moja. Esta tarde, el mundo calla y conspira con el rabillo del ojo.
Sé que no obstante lo busque, no lo tiene. Que ni la música, ni las letras, ni el oro. Pero la música, las letras y el oro.
Acaba de ocurrírseme una fórmula artística:
- (oro) = imposibilidad (IDEAS)
Donde las imposibilidad es una constante cero que anula las ideas.
Es difícil para un pobre impostar la voz, pero es su única posibilidad la de la mentira.
Nuestro siglo nos hizo a todos miserables, sólo "triunfan" los mentirosos. Duele describirlo, porque la mente evoca las sensaciones vinculadas con su captación tan trágica. Lloran las fieras en un bramido oceánico. Gritan las mujeres orgasmos de bruja. Ríen los borrachos llevando vasos a la boca, al momento de sellar el pacto, se desarticula la mirada, tuercen la boca del disgusto y en el fondo de sus lágrimas se puede percibir que no es tristeza. Es terror, el de haberlo visto todo reflejado en la bebida.

sábado, 2 de agosto de 2008

(Sin título)

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Únicamente una rodaja de mi carne amortajada. Una mano.
Es posible ante tal acto de horror y extrañamiento
Te obsequie algo mío.
Es que egoísmo, lo supiste antes que yo.
No volveré a atinar a decir lo que después resulte imposible a mis labios/
Porque en sólo intentar ya extinguieron diez soles
Pensa-miento sin barco nunca llega a buen puerto
Es la juventud la sin respaldo, la de la pipa mal encendida
Pero habrá vidas futuras,
Y seremos gas liviano que difícilmente amaine
Habremos rozado la cordura en todos los puntos posibles
Esquivádola pétreos, tangencialmente.
Es que bárbaros del amor, nos pensamos distanciados
Y aún así preferimos serpientes
Desavenimos con Demócrito para sentirnos de nuevo
Bebiendo de ese río puro de amores de novela
Refugiándonos en las cuevas pintadas de los Burgos, que en la noche desiertas/
Más realistas que nunca, chapotean nuestra líquida sombra que se extiende a la luna/
Hay un banco, un adoquín, un zapato de gamuza
Miro atrás y no te busco, desconfío
Vago, vagabundo y receloso (he llegado al colmo del patetismo)
Mas me sigo hundiendo en un pantano de brea y asfalto.
Busco las pruebas que yo sólo no encuentro
Tras la pérfida visón de mi pasado trascendente
Hoy mundano, huelo a cenicero perdido entre papeles
e intento…

viernes, 18 de julio de 2008

Los elefantes, el color índigo y una mujer rubia con la piel tan blanca como una muñeca rusa.

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Poema extraído de "De historias de aeropuertos y burgueses derrochadores a modo de metralla" (Ver concepto de violencia monetaria de Passaunt, Jean Pierre en “Que os digo que los hippies y el dinero no se entienden”.)

Por cuánto más será este abrazo al cielo
este sacar el pecho tras un respiro liviano
de mangas holgadas y de lino
con escalofríos de espalda y besos de nuca
de Beijing y de Somoa
con aviones que despegan y aterrizan a la vez
abrazando ropa limpia, empujando las maletas por la rampa.
Por cuántas más escaleras mecánicas
cuántos metros
cuántas notas de piano y cuántos filmes de Roman Polansky
o cuántas lluvias aisladas en mi hemisferio
estaré condenado a la flagrante sonrisa.
Ojalá pudiera no prever ese día
que en tu toalla de turbante me acuchille una mirada
que sin obviar sensualidades me latigue
y tus distinguidos paseos por la conserjería y tu cepillo de dientes
me digas,
vuelven a su reposo aristotélico y temido.

PD: El título marca los lineamientos de lo tácito, conformando un todo-acontecido arbitrariamente construido en base a pautas culturales que datan de los últimos cincuenta años.

Y una hawaiana baila para todos los que la quieran imaginar, mueve sus manos como una Andrómeda enquistada con el mundo pero amiga de los ritmos más constantes.
Nota al pie de página: la coherencia es el amor. Si no, ¿Por qué habría de estar contento?

sábado, 5 de julio de 2008

Confiesión

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Confieso que he intentado dejarte y cambiarte por el tenis. Confieso que dia a día se me pasaban como rayos de bicicleta. Confieso que se puede sin rasguños, al menos estos meses he podido. Me he entregado por entero a la superstición de la sonrisa, ¿pero a qué precio? Si evitaba los silencios, ni pensaba en los recuerdos, y esquivaba vacilante mi destino trascendente.
Poco más por decir... sólo que he vuelto, sepan que a nadie he abandonado salvo a mí mismo. He vuelto como nunca tras reconocer mi solitaria presencia.
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Lectura, escritura y locura, si bien no mantienen relación de sinonimia, mantienen una de implicancia. Si no el quijote no sería quijote y yo mismo no sería yo.
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jueves, 3 de abril de 2008

Minipoemas

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Presento una serie de poemas cortos para leer al desnudo y sin reticencias. Bajen armas porque nadie atacará, preparen sus oídos para ver bossa nova, y preparen sus ojos para oler ananaes.
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Constancio

III

Dulce adios
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Beso. Te cuidas
Así sin acento
que roce el despido los hombros desnudos.
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II

.Ella, en un cuarto con cuadros y alfombras
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Al calor de la luz
tu tenue aura respira
la acariciada brisa
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I

El sol vela la imagen
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Olvidé cargar
las reposeras de playa
por el angosto
pasillo al infinito
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jueves, 6 de marzo de 2008

Prólogo a la tercera entrega

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Tendré el honor o el tupé, juzgarán mis lectores sin ser preguntados, de hallar continuidad en estos escritos con dos grandes de la literatura universal: Cortázar y Apollinaire. Al hablar de ellos no pienso en una conceptualización abstracta que intente abarcar la totalidad de sus obras. Solamente me remitiré a textos determinados, en el caso de Apollinaire “La casa de los muertos” y en Cortázar al Capítulo 7 de “Rayuela”.
En “La casa de los muertos” Apollinaire utiliza un método curioso que consiste en la composición de un cuento y posterior descomposición del mismo en versos. Dicho método deslegitima la dualidad poesía-narrativa, reduciéndola a una mera cuestión de forma. Cortázar, por su parte, en el capítulo 7 de “Rayuela” nos maravilla con una poesía sin versos que constituye el proceso inverso.
La escritura de nuestro tiempo pone en jaque los límites formales tanto como los límites constitutivos de la obra. Poesía y narrativa ya no son claramente diferenciables. Aparecen presentaciones en público de literatura que sólo existe en esa lectura y lugar determinado, editoriales que imprimen obras en papel reciclado, blogs de todo tipo (algunos que hasta amenazan con la creación de un nuevo género literario).
En este contexto es que presento “IV (serie discontinua)” y “La ciencia de los despiertos” en este soporte magnífico y esa confusión de niebla unamuneana en que poesía y narrativa se reducen al debate sobre la ubicación espacial de las letras.
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Constancio

IV (serie discontinua)

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Lamentamos mucho lo sucedido. Alguna vez creímos en usted, ya no. Una decepción encontrarme. ¿No ves que está tosiendo?
Su anatomía rezonga por lo que le das.
Dices que la amas, eso dices
Para los que observamos de lejos
es claro
¿Cómo querer sin quererse?
¿No ves que está tosiendo?
Le raspará hasta que escupa sangre
O hasta que su cabeza explote como un globo de humo
Y sangre, y sucia agua de narguile en el empapelado.
Luego se encorvará en la inapetencia
hasta un aliento a vinagre
Y tal vez la nariz se roa en la paradoja de un ácido que enfría
O los pómulos vencidos sonrían con miedo ante miradas fijas.
Sigue tosiendo
¡Hagan algo! ¡Oh, haced algo!
Callen la mocosa, humecten la mucosa
Puro wisky, no te ahogues
La sangre fría está que hierve
No la había notado tan flaca
Nunca. Ni tan blanca
Tose, y seguirá tosiendo.

La ciencia de los despiertos

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Estás grave. Explicate mejor
“Eso”… me expulsó del paraíso, en esa época en que el mundo era plano y al salir de sus bordes me caí, a la profunda ruina de los seres mediocres. Fue mí culpa.
No tengo tiempo para no tenerte, tiempo. Amor, con vos lo mismo.
Sobrepensados mis asuntos he tomado una determinación:
La vida se me escapa, la corro, pero te juro se me escapa, como un conejo.
Así no podés seguir. No, no podés. La ruina es para vos, ¿Qué tenés que andar metiendo a los demás? Las drogas compartilas, “eso” no.
Palabras contrahechas, sentidos sinpartidos, rechazos, desabrazos, masculino (el rechazo es masculino).
Interesante reflexión Doctor.
Tal vez podamos incluirla en el anuario de la Universidad, antes deberías descreer de los hipopótamos incautos o de las luces apagadas. Antes de irme, me olvidaba, no acreciente su rabia con mis burlas, es sólo para divertirnos.
Quedesé tranquilo doctor; ahora entonces lo trato con minúscula.
No hay problema.
(Se va y me deja solo, así.) Siempre se van, siempre me dejan, esa es la ley general, la ciencia de los despiertos. Las gentes se les van, les dejan. Sus destinos son solos, sus destinos, también les dejan.

sábado, 1 de marzo de 2008

Prólogo a la segunda entrega

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Bastó simplemente que se me dijera que no para querer hacerlo. Será esta la publicación con más prólogos en la historia de las publicaciones en tintas y sistema binario. Que no se interprete este gesto en absoluto como una ofensa a mis lectores sino como un ejemplo más de mi tozudez. También quisiera aclarar que no se trata en estos prólogos de defender mis escritos sino de establecer un contacto estrecho con el público, en un registro de entera franqueza que escape a la ficción.
Hoy tengo poco que decir (y no es que me conforme el estado actual de las cosas y que el silencio sea un modo de complicidad). Sólo que no estoy de ánimos. Estoy cansado. Hoy quisiera volver a las épocas en que al comer helado sin cucharita se formaban picos de crema mientras mi boca practicaba los besos que más tarde daría.
Presentaré en esta ocasión un escrito intitulado que por su inocencia y su estrecha relación con los picos de crema considero oportuno. Y para referir al tema del silencio involuntario les presento el más corto, pero no menos fibroso texto
“El hombre que no escribe”.
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Constancio

(Sin título)

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Se frotaba contra la tela como un gato en las piernas de su dueño y el masaje circular sobre la ropa emitía el mismo sonido que el rozar del lápiz el papel. Desperezado, ya despierto, capturaba las más imperceptibles sensaciones. Un micrófono-transductor de caricias húmedas en hedoneo-impulsos eléctricos, una madre que escucha, o un pararrayos con su rayo.
La urdimbre tiranteada y su explícita presencia vaticinaban el anejo desenlace. Con la decisión de quien revolea sus cabellos al quitarse un sombrero, desbordó la teta el corpiño hamacándose hasta el cansancio con el pezón en lo alto, firme como un obelisco.

El hombre que no escribe

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Se sienta, se para y camina oscilante de un lado a otro de la habitación como aquellas personas que se mueven al hablar, pero en silencio. Lleva índice y pulgar al nacimiento de su nariz, entre los ojos enérgicamente cerrados. Suspira frente a una hoja sin letras y repite la secuencia. Repite. Repite. Repite. Repite. El pobre olvidó que el siglo veintiuno ya no escribe más de dos cartas seguidas sin respuesta.

viernes, 22 de febrero de 2008

Prólogo a la primera entrega

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Presento tres poemas en desorden y a destiempo que me enfrentaron como antílopes una vez exudados de mi cuerpo. El primero que publiqué, que tal vez ustedes lean último por cuestiones de burocracia tecnológica, se titula "La Espera" y es la etapa de transición (que afortunadamente duró poco) entre "I" y "Aún no se resigna (cree que no es, prefiere no serlo)". Me costó trabajo decidirme a hacer público un poema tan autobiográfico que, a su vez, encarna un estilo impropio. Pero sabrán ustedes perdonar mis confusiones de escritor joven y si realizan una lectura aguda tal vez hasta descubran que detrás de esa forma obtusa se enraiza un sentimiento noble.
El caso de
"I" es muy otro. Tal vez merezca su lugar en este blog por cuestión de respeto a los mayores. No recuerdo haber leído dentro de mi exigua carrera, poema más antiguo que me hiciera frente, como anteriormente dije, a modo de antílope.
Hoy podría decir que me acerco a un estilo original, o que al menos siento propio. Tras hojas abolladas junto al cesto de basura me he ido negando desde una perspectiva dialectica y
"Aún no se resigna (cree que no es, prefiere no serlo)" es prueba inapelable de ello.

Constancio

Aún no se resigna (cree que no es, prefiere no serlo)

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Eterna búsqueda del devenir constante
el que ya viene sin que lo busque,
que igual busco.
Discordia entre una cocina húmeda y una vida de umbrales a lo sobrehumano /
¿Qué hacer?
A veces quisiera una sonrisa y una esposa
otras, conforme a lo vivido y con ello, reafirmo mi parquedad de hierro helado. /
De otro modo el arte que es hoy no sería
mis pecados, mis escritos, mi sueño cambiado
habría abandonado hace tiempo los instrumentos en sus fundas
tal vez sería el padre exigente e inalcanzable que siempre quise
cortaría con gusto la leña, cazaría venados y ciervos
me daría igualmente el gusto de la barba.
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Pero el cielo se cierne ante el presente que abre paso entre espesura, /
desemboco en un campo sembrado con maíz y alpiste
a distancia es muy bello, ¡Cómo quisiera esa finca!
Las faenas labriegas, la gramínea en el rancho juntando olor a oveja. /
Bello es pensarlo como una imagen más en un fárrago de hipotéticas vidas /
escribir cada una, ser gigante, rey o gema robada
ser todas al mismo tiempo sin dejar ninguna.
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Ser algo me aburre, me niego a entrar, terminaría siendo pesadilla.
Prefiero la anónima distancia que bostezar al concentrarme en lo mío /
jugar a ser otro cada día, siempre jugar,
inventar otra historia cada vez que lo pienso
me aterroriza pensarlo.
Por eso es que hoy soy tripulante de un barco de carga
ayer fui conserje de hotel.
Soy ladrón de vidas ajenas, un pasatiempo sano con utilidad narcótica. /
No lo pienso, no lo pienso, la-la-la-la-la-la-la-la
No estoy dentro, no estoy dentro la-la-la-la-la-la-la-la-la-la-la-la.

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(Al rato)
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… Ya se ha ido
volveré al presente continuo.
¿Qué importa qué hice ayer?
Dudo hasta de ser lo mismo
Los patrones (mi inconciente se empeña en decir pantalones) son relaciones racionales establecidas por mentes débiles que se fían de una razón arbitrariamente forjada./
Vuelvo al hierro helado
hielo seco
esta tarde seré un pez de ojos saltones en la cámara frigorífica de un barco.
/
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....................................................................................................................... Constancio

I

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Cuán lejos debo estar
de la cercana lluvia
de la delgada legua
ni pensar de los otros cuerpos
del llanto que nos suda
el sudor que nos divide.
Lejos del cuerpo enajenado
del propio paso que camino
del extraño espejo que nos llora en el rostro
y que nos mira.
Somos dos y estoy más poca
mi sola existencia que era menos
mi cuerpo, no mi cuerpo, un cuerpo
tampoco él me pertenece.
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(Silencio de blanca)
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Qué solitario es el final
de triste madrugada
y cuán solitaria madrugada
es la del triste final.

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............................Constancio

La espera

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Tras alguna puerta estarás…

..........................leyéndome

.................y leyéndote.

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Volví sobre mi hombro bajo, ya no estabas.
Sólo una columna opaca de yeso,
una farola de metales humeantes
y baldosas olvidadas de tu silueta oblonga.

Las caricias suplicantes de tu rostro se extinguieron
callaron los inflados besos resonantes
no más sudor de manos entreveradas.

Ahora escatimo mi paso como foca
te alucina mi inconciencia en las vidrieras
la vaga noche destiñe y oculta tu cuerpo crisantemo,
la sórdida y sobrenombrada noche.

Me preocupa no descubrirte nueva en un pretil de puente
o no toparme jamás con la casualidad pretendida
de inundarme de espasmos y de miedo
junto a ti en un museo, aún deseando que pase.

El silbido de los ciclistas me aturde
me asemejo más a un notario o un burócrata
que no silbará en la vida hasta tenerte.


......................................